martes, 13 de junio de 2017

El nacimiento de la bolsa de té

En 1908, Thomas Sullivan, un comerciante de té de Nueva York, comenzó a enviar muestras de té a sus clientes en pequeñas bolsas de seda. Algunos pensaron que debían utilizarlo poniendo toda la bolsa en la taza, en lugar de vaciar el contenido. Así fue que, por accidente, nació la bolsa de té.

En respuesta a los comentarios de sus clientes, que decían que la malla en la seda era demasiado fina, Sullivan desarrolló bolsitas de gasa (las primeras bolsas de té con el propósito de realizar la infusión). Durante la década de 1920 estas fueron desarrolladas para la producción comercial, y las bolsas crecieron en popularidad en los EEUU. Manufacturadas en primer lugar de gasa y después con papel, llegaron en dos tamaños: una bolsa más grande para la tetera, una más pequeña para la taza. Las características que hoy reconocemos que ya estaban siendo implementadas: una cadena o hilo que colgaba del lado para retirar la bolsa y una etiqueta decorada.


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